En el momento de radiografiar el sistema tributario español, el Instituto de Estudios Económicos (IEE) ha diseñado un indicador de presión fiscal normativa, que mide la carga de gravamen sobre la economía que implica el diseño de cada impuesto al margen de la recaudación efectiva que termine logrando. En cuanto al IRPF, el análisis indica que la presión es un 8,8% superior a la de la media de la UE y un 7,6% mayor que la de la OCDE.
Comenzando ahí, destaca el servicio de estudios de la patronal, la llamada cuña fiscal, que mide el efecto conjunto del IRPF y las cotizaciones a la Seguridad Social -«que son particularmente altas» en España, critica- alcanza el 40%, «lo cual significa que el salario neto que finalmente recibe el empleado constituye el 60% del coste laboral». El tamaño de la cuña, subraya el informe, «se sitúa, claramente, por encima de la media de la OCDE, que es del 35%».
Paralelamente, el análisis efectuado por el IEE destaca que el Impuesto de la Renta español es uno de los más progresivos de entre las economías desarrolladas, el noveno de entre los 22 gravámenes internacionales analizados.
A parte del IRPF, el informe del IEE estima que el indicador de presión fiscal normativa del conjunto del sistema tributario español es un 16,4% superior al de la media de la UE -empeorando en 6 puntos la marca del año anterior- y un 16,8% mayor al de la media de la OCDE.
En este documento destaca el caso del Impuesto de Sociedades, cuya presión fiscal inicial es un 23,7% superior a la de la media de la UE y un 22,1% mayor que la de la OCDE. La cota sitúa a España en el puesto 34 de los 38 países analizados, siendo «un impuesto sobre sociedades de los cinco más gravosos de la OCDE».
El informe también subraya el caso de la tributación patrimonial en España, que resulta un 40,8% más elevada que en la UE y un 38% menos competitiva que en el promedio de las principales economías desarrolladas analizadas.
