La recuperación sostiene el empleo pero desata una intensa contracción de la productividad

El discurso oficial carga machaconamente las tintas en los últimos meses en cómo la economía ha recuperado ya los niveles de empleo previos a la pandemia de covid, sin reparar en que los de producción siguen muy alejados de los valores de 2019, y sin admitir que no será hasta 2023, más tarde que ningún otro país avanzado, cuando se recupere el volumen de actividad precrisis. Los datos recogidos en la estadística oficial y el consenso de los expertos sindicados por Funcas certifican que el crecimiento económico ha perdido fuelle en la segunda mitad de 2021, y que la recuperación venidera será también más lenta de lo esperado.

Las conclusiones de la evolución de la economía desde la primavera de 2020 no son precisamente positivas. La recuperación de los niveles de empleo precovid revela que el mismo número de ocupados que en 2019 hacen ahora un Producto Interior Bruto un 6,6% inferior, lo que llanamente es una pérdida muy intensa de la productividad en un periodo muy corto. En otras palabras: se ha producido un reparto del empleo existente con un deterioro muy asimétrico de la producción por ocupado, que profundiza en una de las grandes debilidades que ya tenía la economía española: un nivel deficiente de productividad.

Tal deterioro se intensifica como consecuencia de un avance de la ocupación desde el descenso a mínimos del segundo trimestre de 2020 en servicios de poco valor añadido, en una vuelta de tuerca adicional a la terciarización de la economía, con un crecimiento muy vigoroso en las administraciones públicas por decisiones políticas, y un retroceso abultado en la industria manufacturera, y todo ello a pesar de un avance reconocible en la digitalización y uso tecnológico.

En concreto, según el INE, el PIB a precios de mercado generado en el tercer trimestre de 2021 marcó un nivel de 104,81 en la serie de índices de volumen encadenado, frente a un valor de 111,41 en el cuatro trimestre de 2019 (último antes de la pandemia) y de 110,99 en el tercero de 2019, con similar calendario y estacionalidad que el tercero de 2021. Por tanto, el PIB generado por España ha sido en el último trimestre un 6,6% inferior al del mismo periodo de 2019.

Sin embargo, el empleo contabilizado por la Seguridad Social ha marcado ya niveles ni siquiera vistos en 2019, con 19,77 millones de afiliados ocupados. Por lo que se refiere a la Contabilidad Nacional, arroja un volumen de empleo de 18,63 millones de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo en el tercer trimestre de 2021, frente a los 18,60 del mismo trimestre de 2019.

Tal evolución, que ha sido muy dispar por sectores de actividad tanto en valor añadido como en ocupación, supone una intensa caída de la productividad aparente del factor trabajo, que encadena descensos en todos y cada uno de los trimestres transcurridos desde la irrupción del covid, y con valores anuales cercanos al 4% en los cuatro trimestres de 2020.

Los expertos de Equipo Económico vaticinan que esta pérdida de productividad puede ser imputable a la elevada proporción de pymes en la estructura productiva del país, al aumento del empleo público y al uso muy extendido del teletrabajo.

Cinco Días

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